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Las disciplinas de la arquitectura y el Interiorismo han redefinido sus tendencias a raíz de la pandemia. Un hecho que, tomando el confinamiento como detonante, ha avivado en el individuo una necesidad de reformar el lugar que habita por coherencia consigo mismo. Y, con ello, corroborando una vez más la importancia de amoldar el hogar a nuestra preciada identidad.
El hogar como santuario
Trascendiendo los templos colectivos donde el ser humano ha conectado con sí mismo, con sus dioses y la naturaleza que le circunda a lo largo del tiempo, el hogar se ha convertido en el santuario personal por excelencia del individuo contemporáneo.
Tal es así, que la labor de la arquitectura ha ahondado en sus posibilidades concibiendo en el interiorismo un arte de identidad en toda regla. A su vez, en un ritual de profundo autoconocimiento que, a pesar de la aparente trivialidad del acto decorativo, ha servido para confirmar el espacio que habitamos como ecosistema propio. Un hecho que, además, se ha avivado a raíz de la pandemia del coronavirus.
Como vemos en el showroom del estudio de arquitectura cycestudio.com del arquitecto Rafael Coves y la interiorista Laura Caballero, la redefinición del lugar que habitamos parte de la búsqueda del estilo individual de cada cliente. A menudo, y aunque cueste aceptarlo, siendo éste un estilo inconsciente para el individuo y que, gracias a la visión de un profesional podemos llegar a encontrar, cazar y explotar obteniendo unos increíbles resultados. De este modo, dicha labor se fundamenta en un subyacente propósito psicológico que aborda las tendencias estéticas del cliente a fin de dar con aquella exquisita yuxtaposición de recursos que exprimirán su identidad.
Creatividad en tiempos de pandemia
Gracias a la creatividad del ser humano, que se expande des del primitivo campo artístico hasta la más profunda cotidianeidad de su existencia, la decoración del hogar ha trascendido el utilitarismo y la funcionalidad, sin comprometer ninguno de estos estadios, para convertirse en un fortín psicológico.
Todo cuanto alberga un hogar como tal está relacionado con la interacción de nuestros sentidos en su espacio. En ese sentido, una habitación no deja de ser un esqueleto que todavía debe cubrirse con la piel de nuestro gusto para que actúe como espejo de nosotros mismos. Y justamente ahí es donde entra la tarea de estas disciplinas.
Como se ha mencionado, la arquitectura después de la pandemia presenta unas características intrínsecamente relacionadas con nuestras vivencias. A raíz de los sucesivos confinamientos, que nos han obligado a fortificarnos en nuestros hogares y, por ende, constatar sus imperfecciones y posibilidades, los nuevos diseños arquitectónicos abogan por espacios amplios, abiertos y luminosos.
Dado que el exterior, en cierto modo, se ha convertido en un entorno poco seguro, el ser humano siente la necesidad de trasladar la seguridad al hogar. En este caso, y dadas restricciones a la aglomeración, buscando trasladar el aire libre del mundo sin muros a nuestro hábitat más íntimo.
Es por dicho motivo que la tendencia actual pasa, además de por la explotación de los espacios más amplios del hogar, por el uso de la psicología del color.
Aplicada en términos genéricos, empleando colores claros como las distintas tonalidades del blanco para aportar luz, y elementos en madera para incorporar en el hogar un halo de conexión con la naturaleza que nos incardine en la idea de libertad.
Del mismo modo que está en curso un éxodo urbano hacia el mundo rural por su paz mayor, en caso de no poder adquirir una nueva vivienda nunca está de más redefinir cuanto ya conocemos. Y es que no existen lugares imperfectos, sino canteras de pura explotación creativa.
Explotando el más mínimo detalle
Somos muchos los hogareños que, a raíz de un pequeño cambio decorativo en casa, hemos experimentado una reconfortante sensación de frescura. Tanto sea al añadir una pieza de arte o reformar una ventana, como un cambio en la distribución de la luz o incluso una mera alfombra más minimalista.
De hecho, las redes sociales se han plagado de multitud de documentos gráficos de las reformas caseras de los usuarios, especialmente durante la cuarentena. Constatando increíbles cambios cuyo anterior estado palidece en comparación con la creatividad aplicada a cada espacio. Pasando incluso de estrechos balcones grises a verdaderos rincones chill out.
Esto, sin embargo, ha sido posible gracias a la paralización de la economía y el cierre de muchos negocios, lo que a su vez ha permitido tiempo a los trabajadores para mirar su hogar con más detenimiento y otros ojos. En otros casos, la tarea exclusiva de los arquitectos e interioristas es, justamente y a partir de su pericia en ese arte y su visión preclara sobre un espacio, invocar aquel espejo antes mencionado.
Nuestro santuario merece bañarse en la personalidad que sólo nosotros somos capaces de apreciar. Se trata de nuestra fortaleza de seguridad, un nirvana físico en el que pasaremos mucho tiempo y que, por ello, no debe estar jamás exento del arte que nuestra alma es capaz de conferir a las sencilleces de lo práctico.
El florecimiento del hogar
Tomando el ejemplo del estudio C y C, el decurso de la arquitectura y el interiorismo a nivel profesional pasa por distintos campos. En un primer lugar, mediante un briefing con el que el cliente pueda mostrar su noción de la belleza, su estilo y sus preocupaciones, a fin de dar con el diseño adecuado del proyecto. Tras ello, acordando un presupuesto coherente con la realidad, pero afín a nuestras necesidades y expectativas que, una vez cerrado, será intachablemente justificado a partir de la ejecución y la dirección de obra.
Y, como guinda del pastel final, aplicando los recursos de mobiliario y estilismo pertinentes para explotar el espacio al mínimo detalle. Un barniz de identidad que, como se ha mencionado insistentemente, es intrínseco en el ser humano.
Porque nuestro hogar no deja de ser el templo donde encauzamos la religión de culto a nuestro bienestar y estilo de vida únicos. Y si nuestro pulso está ahí, pero carece de la visión precisa, profesionales como C y C ofrecen su cariz artístico para regar nuestras semillas de paz interior hacia el florecimiento del hogar.