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Camille Claudel fue una artista única por haberse atrevido a tallar en piedra cuando ninguna mujer en su época lo había hecho. Se salió de toca clasificación de la figura femenina de su momento: la mujer estaba para servirle al hombre y ser sumisa, pero ella no lo era. Siempre en contra de toda normativa social al imponer ante todo su gran pasión de escultora, por encima de toda imposición social, incluso la de tener hijos, a la que se negó siempre.
Se dedicó no solamente a tallar en piedra en una época en la que el arte, era vista como una actividad propia del hombre, sino que además era profesora en su taller. Disfrutaba las fiestas de sociedad, intensamente enamorada de Auguste Rodin viviendo una tormentosa historia de amor.
Biografía de Camille Claudel
Se podría decir que Camille Claudel representa una de las primeras mujeres feministas de la historia, especialmente por cómo vivió su vida. Se dedicó a lo que quiso sin importar las imposiciones sociales. Decidió no tener hijos, en contra de toda categoría cultural que envolvía a la mujer. Además, su gran amor fue un hombre mucho mayor que ella, manteniendo siempre la idea de que era la mujer quién debía tomar el control de toda situación.
Familia de Camille Claudel
Camille Anastasia Kendall Maria Nicola Claudel nació el 8 de diciembre de 1864 en Francia, y falleció el 19 de octubre de 1943 a los 78 años de edad, en Vaucluse-Francia. Sus padres fueron Louise Athanaïse Cécile Cerveaux y Louis Prosper Claudel.
Tuvo una hermana y un hermano llamado Paul Claudel, quienes fueron sus modelos desde muy pequeña al esculpir sus rostros, incluyendo a su sirvienta Eugénie Plé, entre otros miembros de la familia.
Inicios como escultora
Hacia el año 1882, Camille Claudel comienzas sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, admitida allí por el escultor y pintor Paul Dubois. Un años más tarde se traslada a París para perfeccionar las técnicas que había aprendido ingresando en la Academia Colarossi.
Encuentro con Auguste Rodin
El mismo año de su llegada a París conoce a Auguste Rodin, quien para ese momento era ya un escultor célebre. Sin embargo, un año más tarde es que comienza a trabajar en su taller colaborando no solo como ayudante, sino como modelo. Es a partir de ese momento que el rostro de Camille comienza a ser reproducido en innumerables esculturas del artista.
El monumental grupo de esculturas La puerta del Infierno de Rodin, fue ejecutado bajo la colaboración de Claudel, siendo la primera tras la cual iniciaría más que ciertas colaboraciones escultóricas en conjunto, sino en una relación amorosa tan dulce, como carnal y bastante intensa que duraría varios años, sin importar que para ese entonces ella tenía 19 años y él 43.
¿A la sombra de Rodin?
Rodin se convirtió no solo en su amante, sino en su gran mentor. Siendo él un escultor muy cotizado, se ha dicho innumerables veces que ella vivió a su sombra. Sin embargo, su talento innato habla a través de las piezas que nos dejó. Sin embargo, existe la posibilidad de que haya sido ella misma quien le ayudara a darle forma a muchas de las más grandes obras de Auguste Rodin.
A pesar de ello, es importante entender que por ser mujer, su obra no ha tenido el reconocimiento merecido. Asimismo, la relación entre ambos les llevó a inspirarse uno en el otro, tal lo muestra La edad madura de Claudel, inspirada en la relación entre Rodin y Rose Beuret, exponiendo cómo la escultora arrodillada, le implora no dejarle, mientras este le da la espalda alejándose con otra.
El impulso creador tras una ruptura
Más tarde, hacia 1892, finalmente Claudel decide dejar a Rodin. Esta ruptura le genera la inspiración necesaria como para crear algunas caricaturas un tanto burlonas en las que los representa no solo desnudos, sino tristes. Asimismo, se transmiten en ellas el amor y los celos hacia su amante, aquellos con el anuncio L’Age mûr.
Sin embargo, la ruptura no evitó que Rodin siguiera insistiendo en mostrarle el respeto profesional necesario, e incluso su apoyo en el que incluía tanto recomendaciones, como protección artística. Tales recomendaciones además son respaldadas por diversos encargos que incluían monumentos públicos, entre algunas invitaciones a salones de vanguardia.
El éxito
Aunque Camille Claudel tuvo cierto éxito con su trabajo escultórico, especialmente al separarse de Rodin, las críticas siempre existieron en su entorno. No hay que olvidar que la época en la que vivió, desplazaba a la mujer en gran medida. La capacidad intelectual de las mujeres, quedaba tapizada por la de los hombres. Así estuvo Claudel, especialmente por haber estado al lado de un hombre tan exitoso.
La destrucción comienza
Hacia el año 1906, Camille Claudel se encierra en su taller y comienza una tórrida relación con sus creaciones al destruirlas. Vivió progresivamente una miseria que la llevaría a un auto-encierro en su casa-taller. Su salud se comenzó a debilitar, en especial, anímicamente.
Inicia una gran disputa con sus familiares, los cuales creían necesario encerrarla en un psiquiátrico. Sin embargo, su padre siempre desechó esa idea, y la protegió hasta su muerte en 1913. Tan solo unos días después de su muerte, la internaron en el Hospital psiquiátrico de Ville-Évard.
El psiquiátrico que acabaría con su vida
Mucho se discutieron las razones por las que su estabilidad emocional se deterioró a tal punto, hasta causarle daños psicológicos. Se llegó a decir que había sido Rodin y la ruptura la causa de ello. Sin embargo, cuando su proceso inició, cuando sus obras comenzaron a destruir, ya habían pasado algunos años de tal ruptura.
Más tarde se dijo que diversos maltratos por parte de su entorno, así como manipulación. Posiblemente los encargos y las exigencias fueron terriblemente agresivos, sin dejar de lado que era mujer en una época tan patriarcal, como horrorosamente machista.
Fue injustamente obligada a internarse en un sanatorio mental bajo el diagnóstico de “delirios de grandeza” y “manía persecutoria”. Sin embargo, ella culpó a Rodin de su desgracia, no por la ruptura y el amorío que hubo entre ellos, sino por acusarle de temer que ella le superase, creyendo que se abría involucrado a través de sus influencias, a hacerle imposible la vida como escultura.
La prisión que le asesinaría
No sería el único psiquiátrico en el que estaría. Tres meses después, el hermano Paul le sacaría de allí para trasladarla a otro, Montdevergues. En este último se recuperaría, pero jamás saldría. 30 años estuvo internada hasta su muerte a los 78 años de edad.
Su propia familia prohibió las visitas, solo su hermano Paul llegó a visitarla tan solo 7 veces, en 30 años que estuvo interna. A su muerte, fue enterrada en una tumba que no tenía nombre, salvo los números 1943-n392. Vivió sola, encerrada, y catalogada de loca. Sin duda, una prisión que le asesinaría, en la que no volvió a esculpir nunca más.
Solo la muerte de su hermano Paul Claudel, le traería cierta dignidad a sus restos. Sus descendientes decidieron darle una digna tumba. Sin embargo, sus restos jamás fueron encontrados. La institución psiquiátrica que se encargó de enterrar sus restos, alegó que el terreno en el que estaban, por haber necesita ampliación, tomaron parte del cementerio donde enterraban a pacientes olvidados por sus familiares, donde estaban sus restos.
La obra escultórica de Camille Claudel
A pesar de que Camille Claudel vivió una época en la que la sociedad le otorgaba a la mujer el exclusivo papel de realizar trabajos domésticos, ella se impuso ante su mayor interés: la escultura. Sin embargo, pagó un alto precio por ello, murió encerrada en un psiquiátrico, y sola.
El mismo escultor Auguste Rodin solicitó exponer en su museo las esculturas que sobrevivieron de la artista, siendo La edad madura una de ellas. En cada una de sus piezas entregó no solo su talento, sino su alma. La naturalidad en sus obras muestra ciertos rasgos de impresionismo, así como simbolismo, en busca siempre de expresar emociones.
Asimismo, se traduce el dramatismo exquisito en cada pieza, gracias exclusivamente a su talento, por dominar a la perfección las técnicas escultóricas necesarias para lograrlo. Fue Camille Claudel quien le demostró al mundo no solo que en su época todas las mujeres podrían hacer y cumplir lo que deseaban, sino que en las esculturas, se podía esculpir todas las emociones posibles.