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Levantarse con el vaivén de las olas y la vista del inmenso océano tras el cristal, puede ser un despertar mágico. Seguramente eso es lo que pensaba “Tennent + Brown Architects” cuando levantó un edificio modernista al borde de un acantilado de más de 45 metros. No apto para los que sufran de miedo a las alturas, pero sí para todos aquellos que deseen amanecer con las maravillosas vistas que la situación privilegiada de esta vivienda puede llegar a ofrecer.
Se trata de una compañía de gran prestigio nacional. Creada en el año 1990 bajo la denominación “Hugh Tennent Architects”, ha cultivado grandes trabajos y experiencia a lo largo de su trayectoria profesional. Desde el año 2006 pasó a conocerse con el nombre actual, Tennent Bown Architects, para remarcar la co-dirección que se produjo con la entrada de Ewan Brown.
Gracias a obras tales como la que hoy os mostramos, la firma de arquitectura ha sido galardonada en numerosas ocasiones, tanto a nivel regional como nacional, con premios que avalan la alta calidad y diseño de los proyectos emprendidos.
En este caso particular, hablamos del “Cook Strait House”, un edificio localizado en el borde de un acantilado sobre la bahía de la Isla Taputeranga (Nueva Zelanda) con magníficas vistas a la entrada del puerto, el estrecho de Cook y la Isla del Sur Kaikouras. Una ubicación de ensueño.
Fue construida a petición de unos clientes que demandaban una casa familiar con espectaculares vistas. Se caracteriza por estancias amplias y espaciosas, ideal para la decoración escogida que muestra una gran colección de arte, pinturas y cerámica en su interior.
La decoración se define por una estética modernista donde priman los colores tierra en los muebles y las notas de color en los objetos y accesorios decorativos. Goza de una buena iluminación gracias a al clima de la zona que mantiene la casa caliente y permite que entre la luz del sol por los grandes ventanales.
La forma del edificio está inspirada en la ubicación marítima del acantilado, una composición de bloques angulares que permite la entrada de luz y el acceso a las vistas desde las diferentes estancias de la vivienda. Aunque por la noche invade la oscuridad, esta construcción ilumina la bahía desde la parte superior del acantilado.
El zinc es el material clave en el revestimiento externo de este original hogar, debido a su bajo mantenimiento, la durabilidad y la resistencia frente a los vientos del sur cargados de sal que acaban por desgastar las fachadas.