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En pleno centro de Madrid, en la calle Alcalá se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de la capital de España, el Casino de Madrid, una auténtica joya arquitectónica. Para los que no conocen el inmueble, es importante no confundir con el Casino Gran Madrid; a éste no acuden los mejores jugadores de póker del país para participar en torneos como el ESPT ni se reúnen en torno a la ruleta versiones caseras de James Bond. Este espacio adopta otra acepción de casino que se refiere a un club o asociación que integran un determinado número de personas.
Este exclusivo club social, fundado en 1836, tuvo diferentes ubicaciones en la ciudad, hasta que en 1902 comenzaron los trabajos para su localización definitiva bajo la dirección del arquitecto municipal José López Sallaberry, que integró varios proyectos elegidos de entre cerca de una treintena que habían sido presentados.
Los socios costearon toda la obra en la que se invirtió en los mejores materiales para culminar en un edificio espectacular, tanto exterior como interiormente. La inauguración coincidió en el tiempo y en el espacio con el comienzo de las obras para crear otro de los clásicos madrileños, la Gran Vía.
Durante la Guerra Civil el Casino de Madrid fue incautado y reconvertido en Hospital de Sangre para atender a los heridos del frente madrileño. Ya en 1940, tras el final de la guerra, fue restaurado de los daños sufridos durante la contienda.
En los años 80 la sociedad sufrió un receso por la disminución en el número de socios y en 1986 se firma una concesión para el alquiler de una parte de las dependencias a la empresa Gran Círculo que las gestionará organizando diferentes eventos y celebraciones de carácter empresarial. Para ello se lleva a cargo una última restauración de la mano del arquitecto Francisco Fernández Longoria.
El patrimonio artístico del Casino es enorme a día de hoy, con una arquitectura que mezcla tendencias francesas y barrocas, así como por sus pinturas, esculturas, vidrieras, lámparas o su espectacular colección de relojes. Todo ello ha llevado a que en 1993 fuera declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
La impresionante colección de pinturas muestra obras de Fernando Miguel Nieto, Manuel Benedicto, Fernando Álvarez de Sotomayor o Julio Romero de Torres, entre otros. Los espectaculares frescos que decoran el techo del Salón Real son obra de grandes artistas como Cecilio Pla y Emilio Sala.
José López Sallaberry, socio y director de las obras en 1902 fue el autor de la idea de la entrada, del Salón Real y de la espectacular escalera de honor de estilo modernista, cuya construcción llevó a cabo el escultor romántico Ángel García Díaz. También lo es la llamativa la puerta de entrada de carruajes que aún conserva el edificio en su exterior.
Uno de los servicios estrella en la actualidad del Casino de Madrid es el restaurante con una Estrella Michelín que alberga en su interior, “La Terraza del Casino”, dirigido en la actualidad por Paco Roncero, uno de los cocineros españoles con más renombre internacional y poseedor del Premio Nacional de Gastronomía 2006.
Además cuenta como asesor nada menos que con Ferrán Adriá. Su decoración y su estilo vanguardista son obra de Jaime Hayón. Los clientes pueden gozar de un ambiente realmente original rodeados de las terrazas de edificios históricos madrileños. Sin duda este lujoso restaurante es uno de los atractivos del Casino.