Contenidos
Esta tasca en el madrileño barrio de Chueca revisita el concepto tradicional de taberna cañí, apostando por las recetas, espacios y ambientes de siempre pero modernizados.
La tasca de Celso y Manolo se llama así por los que fueron los propietarios anteriores del local, dos hermanos de origen asturiano que emigraron a Madrid y fundaron en 1971 un restaurante que llevaba su apellido: Argüelles. Cuando decidieron jubilarse el pasado año, pasaron el testigo a otra pareja de hermanos, los cántabros Carlos y Lucía Zamora, que ya habían revitalizado otro local histórico en la misma calle Libertad, La Carmencita.
Bajo esta nueva dirección, Celso y Manolo mantiene su espíritu original de taberna de barrio adaptada al siglo XXI: la carta se basa en recetas tradicionales pero reinventadas o que se diferencian por sus componentes ecológicos y de excelente calidad, y la decoración del local remite sin lugar a dudas a la que tuviera su predecesor hace 40 años, pero con un toque moderno.
Domina el espacio la barra de 8 metros de longitud de mármol tricolor, conservada del restaurante Argüelles y en la que los clientes gustan de acodarse para disfrutar del vermú artesanal que ya está cosechando fama para Celso y Manolo. El espacio es pequeño y el aforo limitado, con media docena de mesas bajas en la entrada y otras tres en el apartado del comedor, por lo que se recomienda reservar (sobre todo en fin de semana) y es más apto para grupos reducidos.
La reforma ha corrido a cargo de la arquitecta Mercedes Sebrango y de otro de los Zamora, el fotógrafo Pablo; y la decoración es sencilla, de un estilo retro y muy castiza, con carteles vintage, cabezas de animales (hechas de cartón, ojo) colgando de las paredes e iluminación tenue e intimista (con apliques Apparatus traídos de Nueva York, para que los clientes se sientan «como un personaje de Hopper»). La ambientación musical contribuye a retrotraernos a décadas pasadas, con una cuidada selección de temas antiguos de jazz y soul a cargo de Ilana Ospina.
La carta es una hoja de gran tamaño que imita a los periódicos antiguos, e incluye decenas de platos: desde arroces hasta ensaladas, bocadillos, carne, pescado, conservas o postres, y con recetas tradicionales del tipo ensaladilla rusa, rabas de calamar, pepito de ternera o frixuelos. La presentación es muy cuidada, en una vajilla que combina piezas antiguas con otras más modernas y le da un toque más sofisticado a la comida de siempre, que en Celso y Manolo se ensalza, se defiende y se reinventa. En cuanto a las materias primas, siempre apuestan por productos ecológicos, artesanos y de pequeños productores.
Llama particularmente su selección de vinos naturales: 30 variedades libres de aditivos, conservantes y demás sustancias químicas nocivas. Además del vino de porrón, podemos encontrarnos cervezas artesanales y locales y café de puchero que muelen y tuestan ellos mismos. La nota discordante y curiosa la aportan su barman, de origen africano, y sus apetecibles cócteles «West Africa» como el Cosmopolitan de hibisco o la Caipiriña con Baobab, que aportan un toque innovador e internacional a este local.
La tradición se renueva pero conserva su esencia en Celso y Manolo, donde todos los madrileños que busquen una apuesta fuerte y segura por lo típico y lo propio podrán disfrutar de este espacio para tomar un vermú, el tapeo para compartir y la conversación distendida que surge espontáneamente en todas las tascas con alma.
Nombre: Tasca de Celso y Manolo
Sitio Web: Celso y Manolo
Lugar: Calle Libertad 1, 28004 Madrid
Metro: Gran Vía, Banco de España, Chueca
Wifi: No
Horario: Lunes a Domingo de 13:00 a 01:00.
Qué ofrecen: comida tradicional elaborada con productos ecológicos, artesanales y de productores locales.