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Según Nora Ros, pedagoga argentina, “El arte, en sus más diversas expresiones, es una actividad eminentemente social, que se hace presente en la vida cotidiana del hombre. Es un aspecto central de su vida que lo ayuda a diferenciarse del resto de los seres vivos ya que él es el único capaz de producirlo y disfrutarlo. El arte ocupa un lugar destacado para todos, es parte de la experiencia pública, ya que a través de él se manifiesta la propia cultura.”
Se considera la capacidad creativa y artística del ser humano como algo único y que solo podemos realizar y admirar nosotros mismos. Está en nuestra naturaleza apreciar y empaparnos de cosas —tangibles o intangibles— que consideramos bellas, que consideramos trascendentales, y la expresión artística es otra forma de comunicación que desarrollamos y que nos caracteriza como especie.
Por ello, desde los orígenes del homo sapiens hemos tenido no solo la ocurrencia de crear y plasmar el arte, sino también el tratar de conservarlo para transmitirlo a lo largo del tiempo. Son innumerables los sistemas de conservación y exposición cultural que existen —como museos, galerías, espacios feriales, zonas protegidas, fundaciones, incluso infraestructuras arquitectónicas que son en sí mismas un monumento— que además se dedican a la difusión y el apoyo a los nuevos artistas emergentes.
En este artículo hablamos de dos de los centros internacionales más representativos que dedican sus esfuerzos a la restauración, conservación, exposición y fomento del arte: son la Fundación Thoma y el Phi Centre. La Fundación Thoma tiene su sede principal en Santa Fe, Nuevo México, EEUU; mientras que el Phi Centre está en Montreal, Quebec, Canadá.
La Thoma Fundation alberga más de 1.500 obras artísticas en su colección
La Fundación Thoma fue creada por el matrimonio Carl y Marilynn Thoma. Su visión asegura que las artes son capaces de desafiar y cambiar las percepciones de la vida, animar la creatividad y conectar a las personas a través de las culturas. Se comprometen a exponer su colección de obras de arte y a fomentar el apoyo a ideas e iniciativas innovadoras que favorezcan el ámbito artístico.
Principalmente, los campos que abarca la colección Thoma son el Arte de las Américas Españolas, Arte Digital y Mediático, Bambú Japonés y Pintura y Escultura de Posguerra, repartidas entre las sedes de Chicago y Santa Fe.
Su origen y evolución
Es por ello que desde 2014 la Fundación Thoma contribuye en el desarrollo del arte. Entre 2015 y los cinco años posteriores se ha dedicado a dejar prestadas más de 1.000 obras de arte a al menos 115 exposiciones repartidas por todo el mundo, a conceder alrededor de 65 subvenciones a organizaciones sin ánimo de lucro, a financiar a 21 estudiantes con investigaciones académicas y ha sido sede de 25 exposiciones dentro de sus instalaciones, ya que cuenta con casi 1.400 obras y sumando.
2021 ha sido el año en el que la Fundación ha decidido cambiar su nombre para abarcar más ámbitos sociales pues su alcance filantrópico actual llega hasta iniciativas comunitarias, de educación y de liderazgo en zonas con menos recursos y población en riesgo.
En resumen, algunos de los programas que llevan a cabo en la Fundación Thoma consisten en:
- Préstamos de obras de arte a lugares de todo el mundo
- Premios y becas para apoyar becas originales en las áreas de su colección
- Conferencias y visitas de clases a nuestros espacios de exposición a estudiantes de todas las edades
- Exposiciones en los espacios de la Fundación Art House en Santa Fe y Orange Door en Chicago
- Subvenciones a organizaciones sin ánimo de lucro para exposiciones innovadoras, programas académicos, convocatorias y publicaciones en las áreas de las colecciones
Centro multidisciplinar canadiense: Phi Centre
Por otro lado, el Phi Centre es una organización artística y cultural que cuida y desarrolla todos los aspectos de la creación, producción y difusión. Abarca desde el ámbito artístico, pasando por el cinematográfico, la música, el diseño y el ámbito tecnológico por medio de una programación ecléctica y la constante creación de contenido, fomentando así el encuentro entre artistas y público. Fue creado por Phoebe Greenberg, quien es además su directora y fundadora.
El equipo tras el centro Phi comparte los valores y el entusiasmo por las artes y el crecimiento cultural, por lo que mantienen una energía contagiosa, espontánea, aportando imaginación y esa chispa que hace que el centro siga creciendo y avanzando sin parar. Su directora comenzó con este proyecto en 2007 —gracias a su formación en teatro y artes escénicas— y no ha dejado de avanzar desde entonces.
Instalaciones disponibles en el centro artístico y tecnológico
El Phi Centre cuenta herramientas muy completas para artistas y productores pues tiene un estudio de grabación de primera línea, salas de edición y capacidades de transmisión web en alta definición. Además, el centro de datos conecta todos los espacios por lo que permite una experiencia completa, pudiendo transmitir vídeo y audio digitales y grabaciones en directo.
Actualmente destaca por sus exposiciones de realidad virtual que reúne a grandes creadores del momento. Incluso el diseño arquitectónico es contemporáneo e interactúa con los espacios, originando una mezcla fluida y armoniosa. Se puede afirmar que es un lienzo perfecto para que se desarrollen, alimenten y difundan nuevas ideas.
Imágenes: Fundación Thoma, Phi Centre y Pixabay