Contenidos
La Nueva Objetividad fue un movimiento artístico que se desarrolló en Alemania entre 1920 y 1933 aproximadamente. Se fundamentó en evitar el utopismo e idealismo marcado durante las primeras décadas del siglo XX, así como la desilusión causada tras la guerra que muchas desgracias causó en la sociedad.
El realismo que los artistas de la Nueva Objetividad mostraron que carecía de sentimentalismo para abordar de esta manera la cultura contemporánea. Lo que más movió a estos artistas fue la corrupción que se mostraba en la República de Weimar, lo que les afligía enormemente. Sin embargo, habrá que considerar que las nuevas libertades les atraía.
Esto llevó a muchos artistas a desarrollar estilos propios, por lo que no era algo que necesariamente se compartiera entre ellos, pero sí el pleno compromiso de exponer la objetiva verdad que subyacía en los males contemporáneos.
Contexto histórico de la Nueva Objetividad
La I Guerra Mundial marcó el principio de muchos cambios tanto políticos, como ideológicos y culturales en la sociedad, especialmente europea. Trajo consigo una gran crisis socioeconómica que impulsó a muchos artistas a reinventarse a partir de la reflexión en torno a tal experiencia bélica, así como las frustraciones que consigo trajo la guerra.
Todo este viaje crítico a partir de las reflexiones, con tonos polémicos, se tornó en contra de los ideales clásicos del arte, dando como resultado la aparición de lo que hoy llamamos vanguardias artísticas.
Existió una reacción por parte de muchos artistas contra de los tecnicismos que hasta entonces se tenían en torno al alma; de este modo nacen soluciones plásticas que se topaban con un arte enraizado con aquella realidad accidentada, un arte donde la espiritualidad quedaba expulsada, con una dureza imprescindible, despiadada, como el entorno en el que estaban viviendo.
En este sentido se apostó por un arte revolucionario en tanto al contexto que les envolvía, pero no en la forma. Esta fue la posición que tomaron los artistas que le dieron forma a la Nueva Objetividad, fijándose sus motivos en 1925, a partir del análisis a partir de la situación que el arte alemán se encontraba creando en ese entonces.
Creación de la Nueva Objetividad
Fue George Grosz quién fijó los motivos de la Nueva Objetividad como reacción ante el contexto sociocultural que se estaba desarrollando en 1925, al escribir sus análisis en torno a la situación que se estaba gestando en el arte alemán. En tal texto describió su visión, así como una crítica de las expresiones artísticas del momento en Alemania.
Expresó considerar que Vassily Kandinsky escribía su música, así como la proyección pictórica de sus lienzos desde su alma, así como también una dura crítica a Paul Klee por su forma “frágil” de pintar. El arte puro llamando en ese entonces, era para Grosz, los sentimientos proyectados pasaron a ser simple objeto de representación.
La simultaneidad, el movimiento y el ritmo tan aclamado por el expresionismo alemán, no era más que un inútil idealismo, según Grosz, considerando que esto no es suficiente. Todo esto fue lo que le llevó a formar esta nueva corriente, a pesar de lo complejo que sea comprender su significado cultural.
Artistas más representativos de la Nueva Objetividad
Para entender mejor la Nueva Objetividad, resulta fundamental mencionar a los máximos exponentes: George Grosz y Otto Dix. Ambos artistas fueron los que, a través de una distante figuración, con chocantes y frías imágenes, promovieron tal movimiento artístico.
Para lograrlo, se apropiaron de los fotomontajes dadaístas, haciendo uso al mismo tiempo de algunos recursos del futurismo, primordialmente el uso de combinaciones simultáneas de visiones variadas; asimismo, se apropian de la fragmentación de las formas propias del cubismo.
Otros artistas también se unieron a estas nuevas formas, aunque en menor medida, pero dejaron un gran legado plástico. Georg Scholz, Heinrich Davringhausen y Alexander Kanoldt fueron algunos de ellos. Así, junto a Grosz y Dix también tomaron tal postura los artistas Käthe Kollwitz, John Heartfield, Barlach, Beckmann y Hans Grundig.
La Nueva Objetividad en el arte
En torno a lo artístico, quienes impulsaron esta nueva tendencia fueron Käthe Kollwitz y Ernst Barlach. Este últimose encontraba realizando esculturas tallando en madera a mendigos, campesinos y vagabundos luego de haber viajado a Rusia en 1906. En su trabajo, se encontraba buscando plasmar la auténtica sustancia del hombre, encontrándola en aquellas personas que vivían injusticias.
Al mismo tiempo, esto le sirvió para desarrollar un propio sentido de la historia. Sus imágenes tienen una austera firmeza, reduciendo al mínimo cualquier tipo de misticismo. Su expresionismo tenía un contenido mucho mayor, más definido, alcanzando su punto máximo con la obra El monumento a los caídos de Magdeburgo de 1929.
Mientras que Kollwitz, a pesar de que ha sido minusvalorado, plasmó en su obra gráfica especialmente, un insistente gusto descriptivo hacia el naturalismo, pasando a los más sintéticos modos plásticos, contraídos, y potentes. Plasmó la miseria de los más pobres barrios de Berlín, el dolor de muchas madres cuya guerra las había dejado sin hijos, a los desempleados, manifestaciones y luchas obreras, entre otros.
Sus láminas conmemorativas de Karl Liebknecht destacan, a quién asesinaron en 1919 junto a Rosa Luxemburg por oficiales del ejército guillermino. Un doble crimen que fue una señal que mostraba la involución dirigiéndose al fin de la república de Weimar, al mismo tiempo que llegaba Hitler.
Mostró a obreros llorando en sus litografías frente a los restos de Liebknecht en la llamada En memoria de Karl Liebknecht de 1920.
La nueva fuerza histórica que sustituiría a la burguesía
La Nueva Objetividad tuvo su raíz propia en la cultura naturalista, a partir de la cual construyó un serio intento por superar las fracturas entre la sociedad y el arte. La nueva fuerza histórica fue de la que los artistas se alimentaron, con la finalidad de sustituir a la burguesía, poniendo su creación al servicio del proletariado.
EL aspecto esencial de la Nueva Objetividad era la representación de los desastres de la guerra. El mismo Otto Dix, quién había sido soldado en el frente occidental, para 1924 alcanzó una cúspide fundamental en su carrera con la creación de medio centenar de aguafuertes sobre el tema.
Al haber presenciado los horrores de la guerra y destrucción tan de cerca, los había vivido en carne propia, todos los cuerpos que las bombas destrozaron, y más, él mismo las llevó a las láminas con descripción muy precisas de los sucesos. Sin excluir detalles, exploró el método naturalista, manifestando en cada uno de ellos su propio odio hacia la guerra.
Algunas de sus obras maestras son Trinchera de 1920 – 1923, Tríptico de la Guerra de 1929 – 1932 y Siete pecados capitales de 1933. En ellos se observan monstruos y terribles personajes como Hitler, aquelarre obsceno de brujas, entre otros, en los que siempre expresó un carácter ruin del orden nuevo germánico, recordando que en 1933 Von Hindenburg nombra Presidente a Hitler.
La agresividad de la guerra que obsesionó a los artistas de la Nueva Objetividad
Otro artista que se obsesionó por la agresividad de la guerra, el desorden moral y el crimen del ambiente de postguerra berlinés, fue George Grosz. No solo miró todas esas atrocidades, sino que las dibujó. Ese infierno que vivía la capital alemanda, sin importarle todo aquello que habría aprendido en la Academia de Dresde, dejándose llevar por la epigrafía popular de aquellos garabateados dibujos de las calles, plasmó su propia visión.
Sin olvidar a otros grandes como Francisco de Goya, Durero y Hogarth, así como tampoco las experiencias futuristas y cubistas, tomó su fuente estilística directamente de las calles. Grosz, así como muchos otros intelectuales del momento, compartían el mismo sentimiento antimilitarista, razón por la que ilustraría obras como Los tres soldados de Bertolt Brecht.
Las matanzas que detonaron un arte dramático
La reacción que tuvieron muchos artistas ante las atroces matanzas durante la guerra eran de esperarse, especialmente porque muchos de ellos la vivieron en carne propia, muchos de ellos fueron empujados a llevar uniforme y estar en el frente. Otro como Grosz y Dix, fue también Beckmann, quién a sí mismo se descubrió en el caos de la guerra.
El arte dramático que representó fue una reacción ante esas matanzas del frente. Mostró en sus pinturas diversas figuras gesticulantes, hombres deshumanizados, sin que se tratara de una abstracción propiamente, pero tampoco de composiciones producto de arrebatos soñadores.
A pesar de que la Nueva Objetividad no fuera un movimiento al que Beckmann se integrase completamente, como sí lo hicieron Dix y Grosz, sí manifestó en sus obras las atrocidades de las que se envolvió. Vivió en un clima expresionista el que no quiso desprenderse, sin dejar de ser un hombre solitario. Fue, sin embargo, la Nueva Objetividad un movimiento creado en medio del nazismo como una suerte de arte degenerado, en el que las heridas abiertas fueron mostradas crudamente, razón por la que muchos serían perseguidos, por mostrar la cruel realidad.