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Anteriormente, os introducíamos en el mundo de la decoración rústica urbana, una tendencia que entró con fuerza en el 2013 con vistas a quedarse durante un largo periodo de tiempo. En base a ello, os traemos un precioso ático rústico urbano que, al menos a nosotros, no ha dejado sin habla. Las líneas limpias, el fondo blanco y los altos techos crean una sensación de amplitud, tranquilidad y confort.
Vivir en un ático de estas características es motivo de felicidad para cualquiera. Un espacio que cuida hasta el más mínimo detalle, un verdadero tesoro rústico en plena ciudad. Lo primero que llama la atención son los altos techos, que permiten gozar de una sensación de libertad en las alturas. El ático conserva las vigas originales de madera y las paredes laterales se componen de palets, todo ello, lacado en blanco.
La suma perfecta de fondo blanco más concepto americano de espacio abierto permite aprovechar hasta el último rincón de la vivienda. El único tabique que se conserva se localiza en medio del salón, integrado como un elemento decorativo más sobre el que se empotra un largo recibidor de cajones infinitos y donde se ha diseñado una curiosa escalera.
El suelo de barro se mantiene en todo el hogar, a excepción de algunas zonas, como la terraza exterior, donde la tarima de madera hace acto de presencia. La estética urbana reside en la estructura y el color minimalista pero, a diferencia del anterior post, prima lo rústico.
Los materiales naturales invaden la casa tras una apariencia sencilla. El mobiliario de madera blanco se confunde con las paredes, resaltando únicamente los colores tierra de los accesorios decorativos. Baúles antiguos, cestas de mimbre, cojines mullidos, muebles y puertas desgastados, fragmentos de esculturas…nos trasladan a las tradicionales casonas de campo.
El dormitorio se convierte en la joya de la corona. Situado en la zona más alta, donde el espacio empieza a escasear, se ha sabido dar con la estética y distribución perfecta. Una gran cama con dosel conquista la habitación, pudiendo disfrutar de las excelentes vistas que proporciona el gran ventanal localizado en frente.
Y cómo no mencionar dos aspectos curiosos, pero únicos, de esta estancia. Las vigas de madera llegan hasta el suelo al tratarse de la parte más inclinada de la vivienda y una chimenea diseñada en piedra blanca es la encargada de calentar la habitación en las frías noches de invierno.
La cocina es un retazo de una casa de campo en toda regla. Las sartenes y utensilios de metal antiguo cuelgan del techo, la vajilla se tiñe de un blanco desgastado y la pila de agua hace lo propio. Un gran ventanal decorado con plantas deja entrar la luz en uno de los cuartos más pintorescos del ático.
Y por si fuera poco, la acogedora terraza posee unas vistas privilegiadas de la ciudad. Un perfecto rincón para abandonarse a la felicidad con un buen libro, un delicioso desayuno y un día entero por delante.
Un ático rústico urbano que, a nosotros, nos ha dejado prendados. Incluso su fachada exterior es una mezcla perfecta entre París y Brooklyn.
Pero si lo vuestro no es lo rústico, no os perdáis alguna idea más para la decoración de áticos aquí.
Imágenes: Paper blog.