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Artista plástico y diseñador italiano, multidisciplinar y con una aproximación a la vez práctica y cuasi-filosófica a su trabajo; Enzo Mari es una de las grandes figuras internacionales del diseño de mobiliario.
La curiosidad de Enzo Mari no tenía límites: a principios de los años cincuenta indagó sobre la percepción visual y sobre las posibilidades de la producción en serie y de la programación, realizó obras cinéticas experimentales y diseñó desde juegos pedagógicos hasta objetos domésticos y para oficina, pasando por mobiliario.
Mari nación en Novara, Italia, en 1932. Estudió literatura y arte en la Academia Brera en Milán entre 1952 y 1956, y desde entonces mantuvo una gran actividad artística con exhibiciones personales y colectivas en varios museos de arte contemporáneo.
Después de su graduación, se dedicó de inmediato al mundo emergente del diseño industrial. El enfoque de Mari al diseño era predominantemente teórico y relacionado con su aspecto social, preocupado sobre todo por su papel en la cultura, su función en la vida cotidiana y la relación contemporánea con el usuario. Después de graduarse abrió un estudio en Milán para continuar sus estudios de la psicología de la visión, sistemas de percepción y metodologías de diseño; presentando su primer proyecto de la mano de la firma de mobiliario Danese en Milán en 1957.
Su primer proyecto para Danese fue «16 Animali», un rompecabezas de madera al que Mari aplicó sus teorías de resolución de problemas para crear un grupo de formas de animales, simplemente talladas – incluyendo un hipopótamo, una serpiente, una jirafa y un camello – que se unen para formar un rectángulo.
El rompecabezas marcó el comienzo de una larga colaboración entre Mari y Danese, que continuó en la década de 1960 con el desarrollo de otros objetos. Otro de sus productos más logrados fue el Jarrón Modelo 3087 de 1969, hecho en plástico y reversible gracias a un cono central que asegurara que cumpliese su función de florero tanto boca arriba como boca abajo. Su sensual forma jugó un papel importante a la hora de reivindicar el plástico como un material con el que se podían realizar diseños de calidad y buen gusto.
Mari estaba decidido a desarrollar estos productos para la producción en masa sin comprometer su creencia de que el resultado de cada proyecto de diseño debe ser agradable a la vista y el tacto, así como desempeñar su función de manera eficiente. Describió su filosofía como «diseño racional, elaborado o construido de una manera que corresponde exclusivamente a la finalidad o función». Entre 1967 y 1977, trabajó para la firma italiana de azulejos Gabbianelli.
Además, Mari continuó su trabajo experimental en otras áreas de las artes visuales, en particular mediante la fundación del grupo de artistas Nuova Tendenza en Milán en 1963, con los participó en varias ediciones de la Bienal de Venecia y el Triennale de Milán. Además, expresó sus principios en libros: tanto teóricos, en La Funzione della Ricera Estetica de 1970, como visuales en su serie de pictóricos sin palabras, en los que se incluyen títulos como La manzana y la mariposa o El huevo y la gallina.
Mientras trabajaba como diseñador de productos, también se dedicó al mobiliario. En 1971 , Mari dio a conocer la silla «Sof Sof» para la firma Driade, con un cojín extraíble tapizado y una estructura de varillas soldadas simple. Igualmente ingeniosa fue la silla «Caja» para Castelli de 1976, una silla de auto-ensamblaje que consiste en un asiento de polipropileno moldeado por inyección y una estructura metálica tubular plegable que se puede desmontar para caber en una caja.
En 1972 , Mari participó en la exposición Italia – New Domestic Landscape en el MOMA de Nueva York que marcó el nacimiento de la famosa ‘ Made in Italy ‘ en todo el mundo y contó con artículos de algunos de los más grandes diseñadores de la época, como Vico Magistretti o Paolo Lomazzi; Mari exhibió su florero reversible de 1969. De 1976 a 1979, fue presidente de la IDA (la Asociación de Diseño Industrial), famosa por la asignación de los premios de diseño Compasso d’Oro.
La preocupación de Mari por la función del diseño iba más allá del uso práctico aparente y clásico de los objetos: llegó a o concebir sus obras como sistemas de comunicación o herramientas para desarrollar su imaginación, como su rompecabezas «Il Gioco dell Favole», en el que doce piezas pueden juntarse para formar una historia a través de los dibujos que contienen: hasta 45 animales diferentes, el sol y la luna.
Durante la década de 1980, cuando el diseño italiano fue dominado por las formas extravagantes y colores kitsch del grupo Memphis liderado por Ettore Sottsass, el racionalismo de Mari pasó a ser considerado «anticuado», aunque sus diseños, como la silla Tonietta para Zanotta de 1985 (que recibió el Compás de Oro) siguieron gozando de prestigio. Sería en la década de 1990 cuando volviese a ser reconocido plenamente como autor por su importante papel en el diseño contemporáneo y el Italian Style, y el rigor y la moderación que caracterizan su trabajo se revalorizaron.
En la primera década de este siglo comenzó a trabajar para la firma japonesa Muji, cuya estética racionalista casa muy bien con la obra de Mari, y colaboró con la empresa austríaca Gebrüder Thonet para crear una versión contemporánea de sus sillas de madera estilo siglo XIX.
Mari ha enseñado en la Universidad de Parma, la Accademia Carrara, el Politécnico de Milán y el ISIA (Florencia ) en Italia, además de en der Künste theHochschule (Berlín) y la Hochschule für Angewandte Kunst de Viena. Recientemente su actividad se extiende a la investigación y la planificación de proyectos urbanísticos ( como el de la Piazza del Duomo de Milán) y didácticos, realizando conferencias y cursos por varios países.
Son características del conjunto de su obra, una de las más populares del diseño italiano, la investigación y la experimentación continua de nuevas formas y significados, chocando con algunos de los moldes más clásicos del diseño industrial.
El diseño, según Mari, no debería limitarse a la creación de cosas bellas y formas agradables: el aspecto funcional es, en su opinión, esencial, al igual que la eficacia de las decisiones en lo que respecta a los materiales y procesos de producción, pues «no puede haber poesía sin método».
Concebido como un «arte aplicado», para Mari es una disciplina donde confluyen la expresión artística, las ciencias de la naturaleza y las humanas. Sus objetos son sencillos, en el sentido más positivo de la palabra: son el resultado de una operación de sustracción de una inmensa cantidad de datos hasta llegar a lo esencial, a la forma justa, sin caer en una simplificación excesiva.
Mari recupera el lema del Movimiento del Programa de Arte, en el que había participado en su juventud, que reza: «Nuestro objetivo es hacer de ti un socio«; y expresó su filosofía por medio de la publicación del manual Autoprogettazione en 1974, en el que transmite la importancia de los materiales y el proceso constructivo, donde el usuario ya no es un consumidor pasivo, sino que se convierte en un beneficiario de un objeto y un proceso, en el que participa activamente.
Este manual con instrucciones detalladas para fabricar muebles básicos, fue distribuido gratuitamente para motivar a las personas a construir con sus propias manos, transformándose en una guía de culto para muchos diseñadores.
Crítico con en lo que se había convertido en el diseño una vez que terminó la época dorada de los años sesenta y setenta, Mari achacó a las empresas la culpa de haber convertido a los diseñadores de creativos a meros intérpretes de las tendencias. Expresó sus ideas por medio del Manifiesto de Barcelona, que redactó en 1999 y en el que argumenta que es necesario volver a la «tensión utópica de los orígenes del diseño» e invoca un nuevo juramento hipocrático: «la ética es la meta de cada proyecto«.
A lo largo de su carrera, su trabajo ha merecido numerosos premios y reconocimientos: cinco Compassos d’Oro (en 1967 por su investigación en el área del diseño, en 1979 por la silla «Delfina», en 1987 por la silla «Tonietta»,en 2001 por la mesa «Legato» y en 2011 a toda su carrera) y el premio «Barcelona» en 1997.
Además, la RSA (Royal Society of Arts) de Londres le otorgó el premio HonRDI (Honorary Royal Designer for Industry) en 2000 y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Milán le concedió un título honorífico en Diseño Industrial en 2002.
Sus obras y sus objetos han sido expuestos en varios museos de arte contemporáneo: la Galleria Nazionale d’ Arte Moderna de Roma, el Moderna Museet en Estocolmo, el Museo Stedelijk en Amsterdam o el Kunstmuseum en Düsseldorf.
En 1983 una importante exposición fue dedicada a él por el Centro Studi e Archivio della Comunicazione de la Universidad de Parma (Mari había donado 8.500 de sus dibujos a este archivo), y en 2008 la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo de Turín le dedicó una antología personal con motivo del Año Internacional del Diseño.