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Biofilia: sentirse bien cuando estamos con la naturaleza
La palabra Biofiliaviene de “bio” que significa vida y de “filia” que significa amor a algo. Si las unimos, Biofilia sería el amor por el medio ambiente. De una forma más cultivada, la biofilia es la necesidad de estar rodeado de naturaleza.
La palabra biofilia nos recuerda que la mejor manera de gestionar cualquier ámbito de la vida humana es aquella que tiene en cuenta a la naturaleza y al entorno.
El otro día hablábamos de la psicología ambiental, con la que se puede enseñar a se puede ayudar a diseñar, administrar, proteger y restaurar entornos, algunos de ellos relacionados también con la naturaleza que nos rodea o cómo queremos que sea el espacio circundante. Y es que la vida moderna nos arrastra a las ciudades y a los edificios. Cada vez tenemos menos árboles cerca, menos jardines y parques. Nos vamos acostumbrando, pero nos sentimos más felices cuando nos vamos al pueblo o alquilamos una casa rural. Es la biofilia, la necesidad de estar rodeados de naturaleza.
Un entorno hostil produce desequilibrio
El ruido, el tráfico, la mala cara de un jefe o el exceso de estímulos nos ponen en tensión. Nos sentimos ansiosos y cansados. Cuando esta situación se mantiene aparecen problemas de concentración, insomnio, depresión y pánico.
¿Qué nos aporta estar rodeado de naturaleza?
El contacto con lo natural nos ayuda a relajarnos, a sentir libertad y tranquilidad. Un día en el campo, en un parque, nos aporta bienestar y sosiego. Está demostrado que reduce nuestras tensiones: tanto las musculares como las nerviosas.
La medicina también está en el aire
El bosque es un medicamento sin efectos secundarios
Los bosques, los ecosistemas, son comunidades inteligentes que constituyen un medio de comunicación, un lenguaje. Sirven además para comunicarse con otras especies y también con nuestros sistemas inmunitario y nervioso. En los bosques el aire está repleto de estos compuestos que fortalecen el sistema inmunitario y cuyo efecto sobre el organismo a medio y largo plazo es mucho mayor de lo que se podía imaginar. Respirar en un bosque es como tomar un elixir curativo.
El poder sanador de los árboles
La naturaleza alivia los dolores y nos ayuda a sanar más deprisa. Durante un paseo o una estancia en la naturaleza, el estrés, el dolor y las preocupaciones se reducen radicalmente. La relajación permite la regeneración del organismo. La necesidad de analgésicos disminuye y la recuperación completa se produce más rápidamente.
La necesidad de estar rodeado de naturaleza: bueno para el corazón y la cabeza
La naturaleza es una gran cardióloga. Investigadores coreanos y japoneses han probado que las excursiones por el bosque reducen la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca. Para nuestro cerebro no es lo mismo caminar por un prado florido que hacerlo por el centro de una ciudad. El cerebro valora el entorno y da órdenes muy diferentes al organismo que pueden favorecer la aparición de enfermedades o la recuperación.
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