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Bajo el original nombre de ‘Zig Zag’, se esconde en San Petersburgo un restaurante retro donde el tiempo se paró en la década de los ´50 y ´60. Aquellos años donde la carrera espacial aún estaba por ganar, donde la tecnología no había dominado el mundo y donde soñar en color arrancaba con las primeras emisiones televisivas de 1951.Un local para aquellos nostálgicos que defiende que el tiempo pasado siempre fue mejor.
Este bar y restaurante recupera esta época con una decoración retro muy colorida. El papel pintado en color azul se combina con objetos en tonos dorados y blancos. Y aunque parece que meterse en el Zig Zag es meterse en una máquina del tiempo donde predomina lo analógico, este local sí hace uso de las nuevas tecnologías. El techo está insonorizado para que los DJs consigan una buena acústica sin ecos. El suelo es de parquet de madera suave y elegante.
El diseño interior está pensado hasta el último detalle, con réplicas de mobiliario moderno de mediados de siglo, algunas piezas originales y libros de época. El acabado retro no solo se consigue por la decoración sino también gracias a una atmósfera donde el jazz, la tenue iluminación y el ambiente relajado y acogedor envuelven a todo el que entra.
Un espacio que transporta a los clientes, esperando que en cualquier momento Austin Powers haga su peculiar entrada, que Betty Grable se siente a la barra con aire provocador o que Warhol espere taciturno la inspiración.
El bar coctelería ofrece un amplio listado de Classic Cocktail con un toque especial. Como no podía ser de otra forma, el Bloody Marry se convierte en la especialidad de la casa, tanto es así que dicen que no querrás probar otro que el de Zig Zag.
La oferta culinaria es ecléctica, mezclando influencias americanas, anglosajonas, toques escandinavos y mediterráneos. Deliciosos platos para comensales exigentes: salmón a la parrilla con salsa gin; tostadas con caviar, setas y salmón ahumado casero; tortas de camarón; judías verdes fritas…y muchas más combinaciones destinadas al disfrute del paladar. Tras los primeros y segundos, los exquisitos postres cierran la velada de la mejor forma.
Este bar y restaurante está situado en una zona aislada pero muy céntrica de San Petersburgo. Una vez lo encuentras, se convierte en uno de esos lugares que se hacen propios, que sirven para escapar del presente. Una verdadera inmersión a épocas de antaño.