El Museo Thyssen acoge desde este 25 de septiembre la exposición «Bernhard Strigel, Christoph Scheller y un maestro anónimo» para celebrar su 20 aniversario. Se trata de las primera vez que el museo exhibe tres tablas renacentistas pertenecientes a su colección.

El Museo Thyssen-Bornemisza cumple 20 años y entre el programa de actividades para su celebración se encuentra esta exposición dedicada a tres artistas del Renacimiento alemán. Las obras se encuentran en una de las zonas más destacadas del lugar, la Galería Villahermosa, en la segunda planta. Las piezas de la exhibición formó parte del depósito de Maestros Antiguos en Barcelona, propiedad del museo y se expuso en el Monasterio de Pedralbes (1994) y desde 2004 se han mostrado en el Museo Nacional d’Art de Catalunya.

La Adoración de los Pastores de un maestro anónimo

Los artistas protagonistas son Bernhard Strigel, Cristoph Scheller y un maestro anónimo. Bernhard Strigel trabajó para el emperador Maximiliano I y sus pinturas representan retratos y temas religiosos que está a medio camino entre el arte gótico y el renacentista. Su obra exhibida es «La Anunciación»  (1515-1520) y consta de dos tablas unidas por una columna en el centro. En su reverso, se encuentran «San Pablo ermitaño y San Antonio ermitaño«, cuya autoría se atribuye a Cristop Scheller. Está hecho de madera tallada y la pintura de Strigel está inspirada en el arte religioso flamenco. Este trabajo ha sido restaurado para la ocasión.

La Virgen y el Ángel de la Anunciación de Bernhard Strigel

Maestro anónimo es un término usado para los artistas de los que se conoce las obras pero no el nombre. En esta ocasión, el maestro anónimo era un artista alemán que trabajaba en la ciudad de Suabia. Sus trabajos expuestos son Santa Ana con la Virgen y el Niño, Santa Isabel ofreciendo pan y vino a los mendigos, La Adoración de los pastores y La Presentación del Niño en el templo (todas de 1515).

Santa Ana con la Virgen, el Niño y un donante del Maestro Anónimo
Santa Isabel Ofreciendo Pan y Vino a los Mendigos de un maestro anónimo