Si vives en un edificio antiguo puede que hayas oído hablar del amianto. Ese material de construcción tan utilizado hace muchos años en nuestro país, que a partir de 2023 deberá desaparecer de todos los edificios.

En junio de 2022 se prohibió el uso de este material, que supone un verdadero riesgo para la salud si se respira. Hasta este momento, se utilizaba en muchos tipos de materiales del sector de la construcción, pero también de la industria o del transporte. Ya que es necesario proteger la salud de las personas, resulta urgente identificar dónde se ha usado el amianto.

Para lograr la completa localización y posterior retirada del amianto, los ayuntamientos deben elaborar antes de abril del 2023 un censo de los edificios e instalaciones que contengan amianto. De hecho, ya existen empresas especializadas capaces de llevar a cabo la tarea de identificar y censar las edificaciones, como Plataforma del Amianto.

El amianto y su uso en España

El amianto o asbesto es un material, parte esencial de los fibrocementos, que se utilizó mucho en el sector de la construcción en España por parte de la empresa Uralita. De hecho, muchos conocen este material con el nombre de esta empresa.

Debido a su composición por fibras de tamaño microscópico, al manejarlo puede dejar en el aire partículas en suspensión que suponen un verdadero peligro para la salud, porque pueden alojarse en las vías respiratorias.

Se utilizó durante mucho tiempo porque era un material que resultaba muy rentable para las empresas. El amianto tiene propiedades aislantes, es resistente al calor y al fuego, además de ser muy económico.

Principalmente se encuentra en los tejados de las construcciones, sobre todo en forma de tejas, aunque también es común verlo en los recubrimientos de fachadas. En el interior puede haberse utilizado en baldosas y azulejos, por lo que los baños y las cocinas necesitan ser revisados.

Es normal encontrar amianto en otros productos derivados del cemento y en algunos componentes de los vehículos, como en el embrague o la transmisión. Incluso en los trajes ignífugos de los pilotos de carreras y bomberos se puede encontrar amianto.

Otros elementos que contienen amianto forman parte del sector ferroviario, de la industria naval, de la siderurgia y del sector eléctrico, sobre todo en las centrales nucleares.

Por qué es peligroso

Estar en contacto con el amianto no es peligroso, siempre que ese contacto no sea demasiado prolongado en el tiempo, o si se hace algún tipo de manipulación del material. Solo empresas especializadas en el tratamiento y retirada del amianto deben encargarse de manejarlo.

Cuando se derriba un edificio o se hace alguna rehabilitación, es normal que se corten, taladren o se rompan elementos con amianto, lo que puede hacer que el aire se llene de estas partículas tan peligrosas. Incluso si el material es muy antiguo puede desprender polvo que se puede llegar a respirar.

En cuanto al tipo de enfermedades que puede ocasionar respirar amianto, la más grave de todas es el cáncer de pulmón, que puede llegar a ser mortal. Se cataloga al amianto en la misma categoría que al tabaco, como un cocarcinógeno. Es decir, es un factor externo que agrava o puede llegar a producir cáncer.

Otra de las afecciones más graves que pueden derivarse del contacto prolongado con el amianto es el mesotelioma maligno, otro tipo de cáncer. Este tipo es más común en aquellas personas que trabajaron con este material hace años, pues los síntomas suelen aparecer varias décadas después de haber estado expuesto a las partículas.

La enfermedad más común directamente asociada a la exposición al amianto es la asbestosis. Esta afección presenta síntomas respiratorios como tos seca y tirantez en el pecho, que se agravan con dificultad respiratoria según pasa el tiempo.

La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular y la obligación de las entidades públicas

Ya en 2001 se prohibió en España la venta de amianto. Sin embargo, aún quedan restos en las edificaciones y elementos fabricados con anterioridad a esa fecha. Por eso se recomienda que aquellos trabajadores que tengan que trabajar con algún elemento con amianto, lo hagan siempre con medidas de seguridad como los equipos de protección individual.

Con la aprobación de la Ley 7/2022, de 8 de abril, se insta a los ayuntamientos a crear un censo de todos los lugares y construcciones que aún tengan amianto entre sus componentes. Además, la Ley dicta que deberán crear un calendario para su retirada, imponiendo que en las instalaciones públicas, donde existe mayor riesgo para la salud de muchas personas, deberán haber sido tratadas antes del 2028.

Este censo se puede clasificar en tres categorías, en función de la precisión con la que se haya redactado. De esta manera, el censo de amianto puede ser:

· Censo preliminar

Este censo hace un inventario mediante un sistema de información geográfica o GIS, de las edificaciones que pueden tener amianto, basándose en la probabilidad. Esta probabilidad tiene en cuenta el año en que se construyó, si ha habido retiradas anteriores y por la observación a través de ortofotos.

· Censo básico

El censo de segundo nivel, además de emplear el sistema GIS e implantar un calendario de retirada, incluye una etapa de inspección visual hecha con drones. Gracias a esta inspección, se puede corroborar la existencia del amianto más fácilmente.

· Censo detallado

El último nivel de precisión es el censo detallado, que como su nombre indica se hace más en profundidad. Este censo se realiza según la norma UNE 171.370-2 de Localización y diagnóstico de amianto. De esta manera, se procede a identificar todos los elementos y materiales que pueden contener amianto en la edificación.

Confía en empresas preparadas para realizar el censo de amianto y comienza a poner en funcionamiento un plan de retirada para cumplir con esta nueva Ley.